martes, 25 de diciembre de 2012
miércoles, 5 de diciembre de 2012
Portrait
¿Qué pasión, qué melodía
tocó el corazón humano
para conducir la mano
del sueño a la poesía?
Silvio Rodríguez
tocó el corazón humano
para conducir la mano
del sueño a la poesía?
Silvio Rodríguez
lunes, 5 de noviembre de 2012
domingo, 4 de noviembre de 2012
miércoles, 31 de octubre de 2012
lunes, 1 de octubre de 2012
Ana... por una mirada tuya...
"El alma que hablar puede con los ojos, también puede besar con la mirada"
Bécquer
Bécquer
viernes, 21 de septiembre de 2012
martes, 11 de septiembre de 2012
lunes, 27 de agosto de 2012
Recreando a Medusa the Dollmaker
Fotografia inspirada en una de las geniales ilustraciones de Medusa
the Dollmaker
Aquí podéis ver la ilustración:
Y aquí su blog:
Modelo: Lorena
y va por ti Lorena!!
Os dejo unas imágenes del laborioso proceso, tuvo su aquel...
Marini... gracias por el maquillaje y por los muñecos (artesanos, increíbles, geniales...)
Loli... gracias por el increíble trabajo de peluquería (como dijo Medusa "un moño que es arquitectura", ciertamente un trabajo de ingeniería)
domingo, 19 de agosto de 2012
jueves, 2 de agosto de 2012
miércoles, 18 de julio de 2012
lunes, 25 de junio de 2012
viernes, 8 de junio de 2012
Alquimia 2012 - Elena
Soy una mujer del desierto- dijo ella escondiendo el rostro-. Pero por encima de todo soy una mujer.
"El Alquimista"
Paulo Coelho
"El Alquimista"
Paulo Coelho
miércoles, 30 de mayo de 2012
sábado, 12 de mayo de 2012
martes, 3 de abril de 2012
jueves, 22 de marzo de 2012
jueves, 8 de marzo de 2012
MUJER - 8 Marzo 2012
100 Exposiciones del Espaco de Mujeres
Patio de Luces de la Diputación de Almería
MORENA
Lorena... "La chiquita piconera de Julio Romero de Torres"
martes, 14 de febrero de 2012
sábado, 4 de febrero de 2012
Alquimia 2012 - Ana
“El Alquimista cogió un libro que alguien de la caravana había
traído. El volumen no tenía tapas,
pero consiguió identificar a su autor: Oscar Wilde. Mientras hojeaba sus páginas encontró una historia
sobre Narciso.
El Alquimista conocía la leyenda de Narciso, un hermoso joven que todos los días iba a contemplar
su propia belleza en un lago. Estaba tan fascinado consigo mismo que un día se cayó dentro del lago
y se murió ahogado. En el lugar donde cayó nació una flor, a la que llamaron narciso.
Pero no era así como Oscar Wilde acababa la historia.
Él decía que, cuando Narciso murió, llegaron las Oréades – diosas del bosque – y vieron el lago
transformado, de un lago de agua dulce que era, en un cántaro de lágrimas saladas.
- ¿Por qué lloras? – le preguntaron las Oréades.
- Lloro por Narciso – repuso el lago.
- ¡Ah, no nos asombra que llores por Narciso! –prosiguieron ellas-. Al fin y al cabo, a pesar de que
nosotras siempre corríamos tras él por el bosque, tú eras el único que tenía la oportunidad de
contemplar de cerca su belleza.
- ¿Pero Narciso era bello? – preguntó el lago.
- ¿Quién si no tú podría saberlo? – respondieron, sorprendidas, las Oréades -. En definitiva, era en
tus márgenes donde él se inclinaba para contemplarse todos los días.
El lago permaneció en silencio unos instantes. Finalmente dijo:
- Yo lloro por Narciso, pero nunca me di cuenta de que Narciso fuera bello. Lloro por Narciso porque
cada vez que él se inclinaba sobre mi orilla yo podía ver, en el fondo de sus ojos, reflejada mi propia
belleza.
- ¡Qué bella historia! – dijo el Alquimista.”
Prólogo
"El Alquimista"
Paulo Coelho
pero consiguió identificar a su autor: Oscar Wilde. Mientras hojeaba sus páginas encontró una historia
sobre Narciso.
El Alquimista conocía la leyenda de Narciso, un hermoso joven que todos los días iba a contemplar
su propia belleza en un lago. Estaba tan fascinado consigo mismo que un día se cayó dentro del lago
y se murió ahogado. En el lugar donde cayó nació una flor, a la que llamaron narciso.
Pero no era así como Oscar Wilde acababa la historia.
Él decía que, cuando Narciso murió, llegaron las Oréades – diosas del bosque – y vieron el lago
transformado, de un lago de agua dulce que era, en un cántaro de lágrimas saladas.
- ¿Por qué lloras? – le preguntaron las Oréades.
- Lloro por Narciso – repuso el lago.
- ¡Ah, no nos asombra que llores por Narciso! –prosiguieron ellas-. Al fin y al cabo, a pesar de que
nosotras siempre corríamos tras él por el bosque, tú eras el único que tenía la oportunidad de
contemplar de cerca su belleza.
- ¿Pero Narciso era bello? – preguntó el lago.
- ¿Quién si no tú podría saberlo? – respondieron, sorprendidas, las Oréades -. En definitiva, era en
tus márgenes donde él se inclinaba para contemplarse todos los días.
El lago permaneció en silencio unos instantes. Finalmente dijo:
- Yo lloro por Narciso, pero nunca me di cuenta de que Narciso fuera bello. Lloro por Narciso porque
cada vez que él se inclinaba sobre mi orilla yo podía ver, en el fondo de sus ojos, reflejada mi propia
belleza.
- ¡Qué bella historia! – dijo el Alquimista.”
Prólogo
"El Alquimista"
Paulo Coelho
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